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Día Nacional de Lucha Contra la Violencia de Género en los Medios de Comunicación

El rol de los medios en la comunicación de las noticias sobre violencia de género.

Cuando trabajamos el proyecto que dio lugar la sanción de la ley nacional nº 27.176 que establece al 11 de marzo como el día nacional de Lucha contra la Violencia de Género en los Medios de Comunicación,  lo hicimos pensando en cómo se comunican las noticias sobre violencia de género y cómo se deberían comunicar.

Y también en cómo desde los medios masivos de comunicación se puede (o no) contribuir a deconstruir los estereotipos de lo que se espera sea una mujer y se espera que sea un hombre: estos mandatos culturales, estas construcciones que implican una presión social de cómo debemos ser. Cómo esos mandatos impuestos socialmente nos condicionan en lo que hacemos y dejamos de hacer. Cómo estos mandatos muchas veces son el sustrato de los actos más violentos, de las expresiones más brutales de la violencia de género. Es un debate que planteamos por el 2015 con la presentación del proyecto y la sanción de la ley, y que venimos sosteniendo con acciones de visibilización en la provincia desde entonces.

Entre tantas interpelaciones necesarias, nos llega a través de los medios de comunicación un caso terrible sucedido en México, terrible por la violencia intrínseca y por su modo de difusión: el femicidio de Ingrid Escamilla. Como resulta un caso conmocionante por las características y por la revictimización, aparece como un fatal ejemplo que excede las fronteras de los países y que amerita una reflexión. A principios del mes de febrero de 2020, se conoce la noticia de un brutal femicidio en México, el asesinato de Ingrid Escamilla. Un país que suma 1009 femicidios en 2019. Lo primero que impacta luego de la palabra femicidio es que fue “desollada y mutilada” y un relato detallando el accionar del homicida confeso. Hubo un video con la confesión del femicida que se difundió, supuestamente realizado por los agentes intervinientes. Hubo fotos de Ingrid muerta, que también se difundieron y viralizaron. Hubo medios de comunicación mexicanos que los publicaron para ¿ilustrar la noticia? Es eso un hecho periodístico¿Asi debía informarse?

Según relatan las crónicas la ONG Memoria y Tolerancia reclamó un actuar ético de los medios y de la sociedad: “El cuerpo violentado de Ingrid Escamilla fue expuesto en los medios y en las redes sociales. El sexismo la revictimizó y justificó al agresor“. También se expresa Amnistía Internacional al decir que “es femicidio cuando, entre otros factores, hay un trato degradante al cuerpo de la víctima“. “Nos solidarizamos con la familia y condenamos la divulgación indebida de las imágenes”. La jefa de gobierno de la ciudad de México refiere al caso como indignante, reiterando su compromiso para erradicar la violencia contra las mujeres. La justicia mexicana investiga además las filtraciones del video y de las imágenes.

Un medio de comunicación encabeza una nota diciendo “¿Quién fue Ingrid Escamilla? La jóven asesinada sin piedad que ahora es un símbolo en México

Ingrid Escamilla fue reina de belleza de Nueva Necaxa Canaditas y estudió Administración de Empresas Turísticas. Fue asesinada el domingo 9 de febrero por su misma pareja.”

Inquieta al menos, la referencia a que fue reina de la belleza. Tal vez la inquietud provenga de que sabemos más de la víctima que del victimario. O es también un intento de reprochar una condición; la belleza; de la mujer asesinada?

Ante la proliferación de las imágenes, mujeres mexicanas iniciaron el #IngridEscamillaChallenge donde se comparte en redes imágenes asociadas a la belleza y armonía como modo de desagravio a la difusión de las imágenes del cadáver mutilado. Aparecen flores, mariposas, paisajes, retratos de una profunda belleza y acompañamiento amoroso a la familia y afectos de Ingrid. Esta vez,  ante la vulneración atroz de los derechos de las mujeres, sucedió esta reacción que se difundió rápidamente en redes sociales.  Una respuesta amorosa ante tanto espanto.

Este caso, ocurrido en otro país, con otra realidad y otras leyes, interpela desde varios frentes, en lo mucho que falta aún en la región en prevenir, visibilizar y concientizar. Pone de manifiesto una expresión extrema de muchas de las violencias. Pero también pone en superficie la intolerancia hacia la revictimización expresada creativamente en un desafío en redes para concientizar.

Imposible no conectar el caso de Ingrid con el  femicidio ocurrido en marzo de 2020 en Catamarca,  de Brenda Gordillo. Imposible no conectar la extrema violencia y el tratamiento de la mujer como un despojo, tratada como una cosa y desarmada en el sentido literal y simbólico como forma de quita entidad. Estremece.

Es propicia la oportunidad para reflexionar y plantear el debate sobre cómo la exposición de los detalles de un femicidio podría impulsar a la repetición. Es indispensable comprender las responsabilidades de todos y todas frente a eso. Un caso paradigmático en nuestro país ocurrido en febrero de 2010, fue  el femicidio de Wanda Tadei, quien fue prendida fuego por su pareja, ese caso fue extremadamente difundido y con muchos detalles porque el femicida era reconocido. A partir de ese caso comenzaron a aparecer mujeres prendidas fuego por sus parejas con mucha frecuencia. No podemos asegurar que haya sido a partir de ese caso pero muchas pensadoras feministas nos han invitado a pensar y repensar su relación.

Con estas reflexiones, decimos también que en nuestro país y en nuestra provincia se vienen dando trasformaciones que es necesario sostener, y eso será posible con agendas públicas comprometidas y trabajo articulado con la sociedad civil, y los medios de comunicación son un eje fundamental.

Sigrid Kunath
Titular del Observatorio de Generos y DDHH
Senado de Entre Rios